sábado, 18 de abril de 2009

Determinantes estructurales de la sobreexplotación del trabajo femenino en Venezuela

El artículo nos plantea las diferencias existentes en el mercado laboral entre sexos, es decir mujer-hombre, y se centra en la explotación laboral hacia el sexo femenino.
La autora del artículo plantea que para conocer a profundidad el tema es importante definir el término “sobreexplotación”, según la vertiente Marxista, se define como la desvalorización real de la fuerza de trabajo, Marini, lo define como “El aumento a la intensidad del trabajo”, logrando esto a través de una frecuente explotación del trabajador y no un incremento de su capacidad productiva. Otra definición establecida por Marini es el incremento de horas de trabajo, y un concepto que va dirigido a la reducción de obreros agregando mas trabajo a los mismos.
Sea cual sea la definición, observamos que todas nos conllevan a una misma situación, la “sobreexplotación” es aquella fuerza extensiva o intensiva, ejercida por cualquier patrono capaz de producir un agotamiento tanto físico como mental del obrero, evitando de esta forma el aumento o desarrollo de su capacidad productiva. Basados en este concepto, la sobrexplotación femenina se origina por la sensación o creencias que se remontan desde hace millones de años, donde el hombre cree tener posesión sobre la mujer por ser el elemento mas débil dentro de la sociedad, mas frecuente el las sociedades capitalistas donde la mujer se presenta con una gran desventaja sobre el hombre, donde es discriminada y humillada.
En Venezuela las practicas que se remontan desde la era neoliberal, donde el trabajador ha sido maltratado, se siguen aplicando en la actualidad; esta situación ha acarreado consigo consecuencias graves para el país, algunas son: aumento excesivo del desempleo, baja calidad de empleo dentro de las empresas, deterioro o baja en el poder adquisitivo de los trabajadores, y la alza en la demanda de puestos de trabajo informales, dando origen a opciones de empleo precarias a los trabajadores, donde el salario real percibidos por los mismo es insuficiente para su supervivencia, desenfrenando problemas graves a nivel social como es la delincuencia dentro del país.
El sexo femenino no es un caso aparte o desligado en la cadena de problemas laborales desencadenados dentro del país, las mujeres venezolanas se han visto en la necesidad de buscar fuentes de ingresos para poder contrarrestar los problemas antes mencionados dentro de su núcleo familiar. En los últimos años el alza de la demanda de mujeres en puestos de trabajo ha sido significativa, una de las mas elevadas de América del sur según el CEPAL (Comisión Económica para América latina y el Caribe).
En cuanto a los niveles de desempleo dentro del país, la situación es precaria, y mas si se trata del sexo femenino. Según datos aportados por la OIT (Organización Internacional del Trabajo), la oferta de mano de otra femenina en los últimos 20 años ha aumentado significativamente, donde la demanda de la misma no es suficiente para absorber la creciente oferta y da origen a los altos niveles de desempleo comentados anteriormente, En 1990, la tasa de desempleo femenino era de un 20% por encima de la masculina, y en 1998 dicha diferencia se eleva mas del doble alcanzando un 47%.
Vista toda esta situación de precariedad en Venezuela, se ha originado una disminución pronunciada y prolongada en la demanda de empleos, dando origen como se mencionaba anteriormente a la creación de puestos de trabajo informales donde la presencia de trabajadores del sexo femenino es mucho mas pronunciada que la del masculino.
En Venezuela se ha venido desarrollando un modelo de trabajo, donde se busca una mayor tasa de ganancia de capital a las organizaciones, y una menor para el trabajador, definido este sistema como un tipo de flexibilidad laboral, deteriorando las condiciones de trabajo y mas las del sexo femenino, ya que estudios realizados indican que este sexo es el que ocupa los puestos de trabajos mas improductivos y peores pagados, desempeñándose mayoritariamente en el sector terciario, y dentro de las industrias en los sectores de pequeños talleres, con sueldos muy por debajo de los del sexo masculino.
Históricamente el papel o perfil de la mujer dentro de la sociedad apunta a tareas “propias de mujeres”, como lavar, cocinar, atender, criar, asociando a esta con las tareas simples dentro de las organizaciones, en mi opinión limitando a las mujeres de desarrollar sus capacidades y habilidades por suposiciones absurdas de que el sexo “débil” es la mujer.
La brecha de ingresos entre mujeres y hombres y muy amplia, entendiéndose que las mujeres ganan aproximadamente el 64% de lo que ganan los hombre, según estudios realizados por la OTI, indicando que para una mujer poder llegar a acceder a las mismas oportunidades laborales que los hombre, deben tener un nivel de escolaridad mucho mayor que estos.
En conclusión El mercado laboral Venezolano ha limitado el papel de la mujer, profundizando la división sexual del trabajo, caracterizado por un modelo económico desigual y segregativo. Exponiendo al sexo femenino como el eslabón más débil dentro de las relaciones laborales, otorgando aquellas tareas más simplificadas y peor pagadas a dicho sexo.
En mi opinión la mujer es merecedora de grandes oportunidades dentro del sector laboral, ya que para lograr destacarse ha tenido que afrontar no solo los problemas relacionados con la prestación del servicio como tal, sino enfrentarse a las constantes criticas de inferioridad dentro de las organizaciones.

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